Relativizar o no relativizar…. esa es la cuestión

Relativizar es “considerar en un asunto los aspectos que atenúan sus efectos”. ¡Cuidado! No es no darle importancia o no permitir que te afecte, es no enfocarse únicamente en el perjuicio.

Una técnica para relativizar es poner un poco de DISTANCIA emocional, como si fueras un espectador de tu película, porque eso te ayuda a tener contención y a ser menos subjetivo.

Desgraciadamente aprendemos a relativizar de manera natural ante los sucesos dramáticos de la vida, en que se suelen evaluar como insignificantes la mayoría de preocupaciones que se tenían anteriormente.

No esperes a vivir una tragedia, anticípate. Piensa: ¿tiene importancia, es importante o directamente no condiciona mi vida a medio/ largo plazo?

Analiza: si tiene remedio, pónselo; si no lo tiene, gestiónalo emocionalmente y acéptalo.

Cuando se relativiza, la mente se encuentra más templada y serena. Esto va a propiciar que tu reacción sea proporcionada, que no conviertas una dificultad en un drama y evites así la desesperación o la indefensión.

Relativiza las palabras de los demás, las preocupaciones, lo que no está bajo tu control, la perfección, caerte, la vergüenza o las expectativas sociales. No olvides enfocarte en el “aquí y ahora” y en los recursos de que dispones, agradeciendo tenerlos.

Cuando se lanzó la sonda Voyager 1 y ésta mandó una foto de la Tierra desde 6.000 millones de kilómetros, Carl Sagan dijo que vivíamos en un punto azul pálido, en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol.

No te pido que te alejes tanto como la Voyager, sobre todo porque luego has de volver; solo da dos o tres pasos de cangrejo, a ver cómo lo ves ahora…

Mi nombre es Amelia y soy psicóloga en Cádiz, colegiada Nº 12518.

Amelia Serón Luna – Doctoralia.es
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