Tengo dependencia emocional cuando sufro una necesidad intensa de estar cerca de la persona de la que dependo. Si preciso su aprobación para todo. Si mis emociones están supeditadas a que me diga que está bien sentirlas o no.
Si necesito consultárselo todo para sentir que tomo buenas decisiones. Si dejo en sus manos mi bienestar y mi autoestima. Si la convierto en el centro de mi mundo, por delante de cualquier otra cosa. Por delante incluso de mí.
Sabemos que cuando un niñ@ es pequeñit@ necesita la presencia constante de sus figuras de apego; no le gusta estar sol@, suele mirar a sus referentes para buscar expresiones que validen que lo que hace está bien y busca protección en ellos.
Cuando vamos creciendo y madurando, todas estas necesidades deben ir siendo resueltas por uno mismo. Aprendemos a cuidarnos.
Me gusta que me digas lo bien que hago algo, pero no lo necesito. Me gusta que me acompañes, pero no lo necesito. Me gusta que me cuides, pero no lo necesito. Me encanta estar contigo, pero no te necesito.
La inseguridad y la baja autoestima suelen ser la base de la dependencia emocional, por lo que el trabajo terapéutico suele enfocarse en mejorar la relación con uno mismo y en construir vínculos afectivos y de apego saludables.
¿Y quién puede ayudarte con ello?…… pues el psicólogo.
Mi nombre es Amelia y soy psicóloga en Cádiz, colegiada Nº 12518.