En el momento en que sientas que algo te desborda, te genere un malestar que no puedas manejar o te sientas limitad@ en tus actividades cotidianas. Da igual si está ocasionado por algo grande o pequeño. No importa si a los demás les parece una tontería o si se supone que deberías poder con ello. Es el momento; da el paso y acude a terapia para recuperar las riendas de tu vida y tu bienestar.

Imagina que estás escalando y que hasta ahora te ha ido bien. Has sabido dónde poner cada pie y cada mano para ir subiendo más y más, controlando el vértigo o las inclemencias del tiempo, porque sabes que bajar no es una opción y que el camino ha de seguir hacia arriba. Pero, de pronto, no atinas, no encuentras huecos en la roca donde apoyarte para tomar el impulso que necesitas, incluso a ratos estás colgando del arnés sin tener el control de nada. Miras hacia arriba y, en el mejor de los casos, ves una pared vertical; en el peor, ni eso, porque te deslumbra el sol.

Pues bien, la labor del psicólogo es acompañarte y describirte la perspectiva que tiene de tu recorrido y las posibles opciones para continuar el viaje gestionando y reduciendo el malestar. Como si estuviera observándote desde la montaña de enfrente, puede orientarte, teniendo en cuenta tu ritmo, tu calzado, tus herramientas, tus fortalezas y, por supuesto, tu montaña.

Cuando los problemas están muy cerca, se ven muy grandes y desbordantes; analizarlos con distancia, los hace más pequeños y abarcables.

Absoluta y rotundamente sí. Los psicólogos estamos sujetos a un Código Ético y Deontológico propio, en el que los artículos 39 a 49 obligan a proteger la confidencialidad e intimidad del cliente.

Seguramente en la segunda o tercera sesión. La terapia es un proceso de descubrimiento y de aprendizaje, por lo que la integración completa de nuevos comportamientos, esquemas mentales, percepciones o diálogos internos lleva su tiempo. Cualquier cambio requiere constancia y tiempo, ingredientes importantes del éxito de la terapia.

Los objetivos los vamos a marcar en la primera sesión y van a estar relacionados con la reducción del malestar o, directamente, con tener bienestar en nuestras interacciones con otras personas y, por tanto, en nuestra vida. Van a ser concretos, para que sean medibles y reconozcamos los avances y el cambio que deseamos.

No, ya que conllevan dos tipos de vínculo diferente: el fraternal con el amigo y el terapéutico con tu psicólogo. La terapia no consiste en desbordarse o expresarse sin más. Se enmarca dentro de un proceso en el que se persiguen unos objetivos concretos mediante una serie de intervenciones por parte del profesional. Sin juicios, sin opiniones subjetivas, pero con empatía. Tener apoyo social es importante, pero acudir a un psicólogo puede beneficiarte a ti de manera directa e, indirectamente, la relación con tus amigos.

Las sesiones online se utilizaron a gran escala como respuesta a una necesidad, derivada de la crisis sanitaria generada por la Covid. Necesitábamos asistencia psicológica y la única manera de obtenerla era trabajando con un psicólogo de manera telemática.

Se han realizado muchas investigaciones sobre la eficacia de la terapia presencial frente a la virtual y las conclusiones indican que ambas pueden ser igual de beneficiosas.

Es cierto que hay personas que prefieren la presencial por diferentes motivos: no disponen de un lugar íntimo y confidencial en el que realizar las sesiones online, no se manejan bien en internet o se sienten incómodas en una videollamada, entre otros.

Por otra parte, las sesiones online son una buena opción cuando no puedes desplazarte hasta la consulta por encontrarte fuera de Cádiz, por compromisos familiares o laborales, o simplemente por malestar físico o enfermedad.

Tienes diferentes opciones para dar el primer paso hacia el bienestar y la gestión de tu malestar.

Tanto la sesión presencial como la online tiene un coste de 50€.

Estamos en la calle Sánchez Barcaiztegui nº3 – 2º, esquina con Canalejas, justo encima del Banco Sabadell. Nuestra calle une la antigua Canalejas con la calle San Francisco.