
Es un estilo comunicativo en que se utiliza la pasividad, ambigüedad o contradicción en la expresión verbal y conductual de pensamientos o sentimientos; NO HAY CONEXIÓN ENTRE LO QUE SE DICE Y LO QUE SE HACE.
La agresión sucede de manera indirecta. Es algo muy sutil y encubierto. No se suelen usar palabras feas y por eso dudas de lo que estás sintiendo.
(Aclaro: Esto de ser agresivo de manera pasiva es algo que TODOS hemos hecho en algún momento. El problema es cuando se convierte en pauta cotidiana).
Ejemplos de comunicación pasivo agresiva:
Te dice que le parece bien, pero su actitud dice lo opuesto
No te habla cuando se enfada
Comienza una frase y la acaba diciendo “bah, da igual”
Expresas lo que sientes y en vez de responsabilizarse, se victimiza
Quieres comunicarte y lo evita o minimiza la importancia de hacerlo
Se enfada, pero no lo demuestra nunca
En vez de palabras utiliza gestos o lenguaje no verbal negativos
Se queja con murmullos consigo mismo, pero de manera que le escuches
Parece que le pasa algo, le preguntas y dice: “nada”
Lo que dice y lo que hace es opuesto
Suele estar de mal humor, o triste o muy serio… nunca está bien y lo achaca a ti
Necesita tener la razón y para ello deforma los diálogos e intenta confundir
¿Qué suelen sentir los que se relacionan con quien funciona así?
Estrés, dudas sobre uno mismo, baja autoestima y confusión.
¿Y qué pasa con la persona pasivo agresiva?
Pues no hay maldad ni deseo consciente de dañar; es que tiene dificultades para expresar lo que necesita y para comunicarse. Manifiesta baja autoestima, frustración, malestar y problemas para gestionar sus propios pensamientos y emociones.
Es importante reconocer el comportamiento pasivo agresivo, porque quien lo sufre suele sentirse confundido, culpable a ratos y herido a otros. Se encuentra mal, no entiende bien por qué, y acaba pensando que es quien está generando el problema. Un lío.
Identifica esta dinámica disfuncional, pon límites y comunícate de manera efectiva.
Elige otras características vitales inocuas como ser: divertido-jartible, quejica-resolutivo, pamplinoso-solemne, carajote-sagaz, o melómano-arrítmico.
Ante cualquier malestar, contigo o con el mundo, pide ayuda; no te hagas el fuerte-sufridor o el gustoso-doliente. ¡¡Hazte el favor de atenderte!!.
Mi nombre es Amelia y soy psicóloga en Cádiz, colegiada Nº 12518.