Tras esto subyace cierta preocupación ante la reacción de los demás por temor a lo que piensen sobre ti, que se enfaden, se ofendan o se alejen. También puede tener base en la necesidad de agradar para que se sientan bien contigo o en la indecisión.
Sea por lo que sea, no saber decir “NO” implica SACRIFICAR tus necesidades, gustos u opiniones. Esta actitud favorece que otras personas utilicen contigo el chantaje emocional, que tengas sensación de ser utilizad@ y no disfrutar de relaciones sanas.
Además, al no expresarte ni reivindicarte, creas CONFUSIÓN, ya que las personas de tu entorno no saben bien qué necesitas o te gusta.
Pensar que decir “no” es ofender o dañar al otro, es un PENSAMIENTO IRRACIONAL. Lo es igualmente si te genera culpabilidad.
Decir “no” es un límite necesario que tienes que establecer para autocuidarte.
¿Si no te cuidas a ti mismo, cómo vas a demandar que el mundo te cuide?
Cuidarte implica que expreses tu punto de vista, que te centres en lo que sientes y necesitas y que lo expongas… con amabilidad y respeto, por supuesto.
Para cambiar esta pauta, prueba a:
· Posponer: “lo voy a pensar, luego te digo”.
· Emplear el sentido del humor como fórmula para rebajar la tensión que te produce el decir no.
· Tirar del agradecimiento: “te lo agradezco, pero no puedo”, “me encantaría, pero no puedo”.
· Utilizar los sentimientos y emociones como guía respecto a lo que te hace sentir bien y lo que no, para saber si quieres decir una cosa u otra.
Si decir a otra persona “si” implica un sacrificio para ti, una negación de tus necesidades, mentir, tener malestar, dejar de lado asuntos importantes o ir contra tus principios, te va a dar indicios de lo que debes responder.
Puedes preguntarle a tu espejo, espejito mágico quién es la persona más asertiva, cualificada y payasa de este reino… y si te dice que tu psicóloga, es que vas justo donde debes para reconocer y aprender a decir “no” a ciertas manzanas…
Mi nombre es Amelia y soy psicóloga en Cádiz, colegiada Nº 12518.