Un límite es una línea imaginaria que separa dos puntos o que los delimita.
Sabes que más allá no debes ir. Si lo haces no se acaba el mundo, pero habrá consecuencias. Alguien puede salir herido.
Los límites se utilizan para organizarnos, darnos seguridad y también intimidad. NOS SITÚA PARA ENTENDERNOS. Indica dónde empiezas tu y dónde comienzo yo.
Es complejo saber dónde poner los límites o si se deben modificar; también es difícil no sentirse culpable, en algunas ocasiones, por establecerlos.
Cada persona pone los límites donde lo necesita, donde le han enseñado o donde le ha ido más o menos bien para desenvolverse hasta ese momento.
Cada relación puede tener un límite distinto, pero en todas hay uno que no de debe traspasarse, y es el RESPETO. Incluso con uno mismo.
Si no sabes poner límites, si te cuesta entender los de los demás o si has decidido que quieres mejorar tu vida antes de la próxima Luna, no vayas al chamán, consulta a un psicólogo.
Mi nombre es Amelia y soy psicóloga en Cádiz, colegiada Nº 12518.