Hay etapas o situaciones que nos hacen estar reactivos o a la defensiva porque nos sentimos débiles, herid@s, perdid@s o frustrad@s. Esto hace que no podamos pensar bien y suele pasar que, cuando hablamos, opinamos o respondemos lo hacemos de manera digamos…. intensa.
Para decir las cosas un poquito después siempre hay tiempo; pero es complicado borrar el dolor que causó lo que dijiste y también su recuerdo.
No pienses que los demás sacan lo peor de ti, que eres mala persona ni nada por el estilo. Para de inmediato todos esos pensamientos que vienen a torturarte e inmovilizarte.
Solo pon nombre a lo que sientes (confusión, enfado, indignación, etc.) y toma consciencia de que los sentimientos negativos oscurecen nuestro paisaje temporalmente. Puedes decir: “lo voy a pensar” o “luego te digo” o “no lo veo claro, voy a darle una vuelta”.
Por ello, cuando estés enfadad@ o con algún sentimiento negativo potente, que te haga sentir desbordad@, PÁRATE. NO DIGAS NADA. Respira.
No hace falta responder ahora, puede ser dentro de un rato.
Todos somos padawan de la vida; da igual la edad, da igual la experiencia y da igual el rol. Siempre estamos aprendiendo… a callar, a entender, a parar, a reconstruirnos, a elegir o a pedir ayuda… y aquí meto con un poquito de calzador, y por si te animas, que para pedir cita al psicólogo no tienes ni que hablar, solo usa el poder de la fuerza… (y del teclado porfa)
Mi nombre es Amelia y soy psicóloga en Cádiz, colegiada Nº 12518.